Slim y Azcárraga ¿Blanditos? (24-Horas)


Por Samuel García Marzo, publicado en 24-Horas

Si las anunciadas reformas a las telecomunicaciones que dieron a conocer el presidente Enrique Peña Nieto y los presidentes de los tres principales partidos políticos llamaron fuertemente la atención, de ese mismo calibre ha sido la sorpresa que suscitó escuchar y leer las cálidas respuestas de bienvenida que le dieron a las reformas quienes, teóricamente, serían fuertemente afectados por ellas.

Emilio Azcárraga -el dueño de Televisa, de Sky, de Cablemás y socio de Iusacell- fue el primero en dar la bienvenida al anuncio a través de su cuenta de Twitter. Más tarde lo harían, de igual forma, Telcel -la empresa de telefonía móvil de Carlos Slim-, y Joaquín Vargas -dueño de MVS y socio de Dish en México.

En los últimos días, el propio Carlos Slim ha reiterado su beneplácito con estas reformas por favorecer la competencia y apuntalar la convergencia de las telecomunicaciones.

Claro que llama la atención las tersas reacciones de quienes se han enriquecido por años con prácticas dominantes en los mercados en los que participan. Como también son razonables las suspicacias que se han multiplicado recientemente al cuestionar si estas reformas que se anunciaron en los discursos serán, en la práctica, reformas eficaces que efectivamente fomenten la competencia en los mercados, reduzcan los precios de los servicios para los consumidores, alienten la inversión y el empleo al tirar las barreras de entrada, y eleven la calidad de los servicios.

Déjeme decirle tres cosas sobre el asunto:

  1. Políticamente –para el presidente Enrique Peña Nieto- la reforma a las telecomunicaciones ya ha sido un éxito. La sola decisión presidencial de anunciar esta reforma que golpea –en mayor o menor medida, eso es harina de otro costal- a intereses económicos que en otro tiempo eran casi intocables, supone un acto de autoridad y un compromiso de campaña cumplido, que fortalece la presidencia de Peña Nieto. La sola imagen del presidente anunciando esta decisión junto a los líderes de la oposición retrata este éxito.
  2. En lo económico es impensable una decisión así, sin el convencimiento previo de los afectados. Slim, Azcárraga, Salinas Pliego y Vargas sabían que vendría una decisión de esta naturaleza, no sólo como un acto político de autoridad del Presidente, sino como un inevitable desenlace de la industria. Con negocios altamente rentables en el pasado pero con tendencias decrecientes en el futuro inmediato -como la telefonía fija y la televisión abierta- había poco qué resistir y mucho por ganar al asumir la decisión política y orientarse a la inevitable convergencia que ofrece el gran negocio de la banda ancha.
  3. En lo técnico-jurídico, estos ‘tiburones’ empresariales no son nada ingenuos y apuestan a sus capacidades y enormes recursos para dilatar y debilitar la implementación del entramado legal en el Congreso de una decisión política presidencial de la que, bien a bien, no nos han dicho cuáles serán, concretamente, los beneficios que obtendremos los mexicanos de a pie.

Enrique Peña Nieto ya obtuvo el éxito político de esta reforma, pero ese no es el éxito de los consumidores. Esa batalla apenas comienza en el Congreso y los Azcárraga, Slim y Salinas Pliego lo saben bien.

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